Paul McCarthy encarna la cara B del simulacro desde sus obras burlonas y subversivas. A través de representaciones teatrales grotescas, infantiloides, sucias y cínicas, nos muestra la crueldad de la realidad.
A través de su performance "Painter" (donde caricaturiza al artista dandi, que saca sus visceras, que trabaja sin mediaciones intelectuales, desde la mano artista (rompiendo con el hombre genio)) o "Pinocho" (alterando la belleza, mostrando la crueldad de Disney, de lo que se muestra inocente) hace patente la ambigüedad donde el propio simulacro genera monstruos. Presenta el intento de vender imágenes amables cuando, en realidad son muy abyectas: simulacros crueles que son reales, abyectos.
Paul McCarthy